Ya conté que apenas cinco minutos después de registrarte te llaman. Pues he atendido a un chaval y le he dado carrete.
Ha sido divertidísimo. Ha usado todos los trucos del libro del mal vendedor, el que te presiona hasta el límite para cerrar en ese momento.
Inciso: trabajé en una empresa cuyo sistema de comisiones e incentivos solo podía resultar en tener esta clase de vendedores. Las pólizas se cumplimentaban a mano en el mismo momento de la venta y había ocasiones en que los datos eran completamente ilegibles y había que pedir al vendedor que volviera al cliente para confirmar alguno.
Uno de los vendedores me dijo, cándido él, “claro, es que si le has sacado la firma al cliente a las cuatro de la mañana y te has ido no es fácil volver ahora a verle de nuevo.”
A lo que iba: tengo cinco páginas de notas de la conversación pero voy a por las frases mas jugosas.
Primero os cuento que le he dicho que tengo 54 años, que soy prejubilado y que necesito el dinero que tengo para vivir durante mucho tiempo, que si lo que me ofrece es arriesgado. Cualquier asesor de verdad hubiera terminado ahí, el perfil que le he dado no es adecuado para operaciones de trading bajo ningún criterio racional.
Las frases mas jugosas:
Yo: “Tengo que hablarlo con mi mujer, va a ver el cargo y me va a preguntar.”
Mal vendedor: “Mira, haces una cosa, con €200 vas a ganar entre €60 y €100. Como sí o sí vas a ganar dinero, pues le compras algo y le dices: mira, esto ha salido de aquí.”
MV: “De las cinco primeras operaciones, tres o cuatro van a salir bien, es la media de lo que pasa, y vas a ganar dinero.”
MV: “Tenemos un bono del 100% si depositas entre €500 y €1,000. Eso significa que la empresa te pone la misma cantidad que depositas y puedes ganar mas.”
Como le seguía diciendo que tenía que pensarlo, que hablar con mi mujer, me dice “hasta el viernes por la tarde tengo el bono del 100%”
MV: “Esto es cambiar dinero de bolsillo, en el banco no te va a dar nada.”
Esto es lo único cierto que me ha dicho, es cambiarlo de mi bolsillo al suyo.
MV: “Vas a ganar sí o sí, lo otro nunca ha pasado, tres operaciones siempre han ido bien y €20 por operación vas a sacar.”
El viernes cuando me llame le voy a decir que me han recomendado la peli “El lobo de Wall Street”, a ver qué me dice. Ya os contaré.
Os cuento como creo que funcionaría el timo si me prestara a él, si le depositara €1,000.
Las primeras cinco operaciones están “protegidas”, si salen bien me embolso el dinerito y si salen mal ellos asumen la pérdida.
Él me va a llamar a lo largo de la semana para proponerme operaciones. Si yo decido hacer las cinco operaciones protegidas por mi cuenta me dice que seguramente los resultados son peores.
Me ha llevado a una pantallita muy chula, con sus colorines verdes, sus botones, su diseño moderno, etc.
Ahora lo que sospecho: me llama el jueves y me dice “como el BCE acaba de decir que XXX, el €uro va a caer y tenemos que hacer, en los próximos diez minutos, esta operación. Corre, dale aquí y haz esto.”
Y en mi pantallita veré como el €uro evoluciona y el valor de mi inversión aumenta a toda velocidad en tiempo real. ¡Qué subidón! Y, además, qué bueno es este tipo.
Y esto lo va a repetir otras cuatro veces, pero una de ellas va a fallar. Una lástima, pero “puede pasar. Solo que muy pocas veces así que fíjate como seguro que ganas porque las otras han salido muy bien.”
La pregunta: ¿quien me garantiza que lo que voy a estar viendo en pantalla son movimientos reales de las cotizaciones? ¿O alguien ha creado una página en la que hacerme ver lo bien que va todo y lo mucho que “gano” siguiendo sus consejos?
Porque tontos no son y me garantizan que ellos asumen las pérdidas. El mejor modo de asumirlas es que no se produzcan: que toda la operativa sea ficticia y que sí, que me asignen, nominalmente, unos supuestos beneficios para seguir operando.
Y según me vaya calentando y animando con todas las operaciones que van saliendo bien les suelte €5,000 que si tirara por el retrete tendría mas oportunidades de recuperar.